Una de las consecuencias post COVID 19 no es nada menos que el incremento de niños con sobrepeso y obesidad. La educación on line si bien es cierto permitió a […]

Una de las consecuencias post COVID 19 no es nada menos que el incremento de niños con sobrepeso y obesidad. La educación on line si bien es cierto permitió a los niños y jóvenes mantenerse cerca del aprendizaje, y evitar un desfase en la educación, también trajo como consecuencia, el sedentarismo, agudizando el con ello el incremento de porcentaje de grasa en nuestros pequeños.
Desde hace algunos años se viene hablando de la necesidad de tomar acción para reducir los alarmantes niveles de sobrepeso y obesidad en el mundo. Al parecer, estos llamados de atención no han sido suficientes ya que las cifras van en aumento. No por nada, la obesidad ha sido catalogada como una verdadera epidemia. Y está afectando de manera alarmante a los menores de cinco años, el grupo de edad donde se están registrando los mayores aumentos.

La obesidad es una causa directa de muchas enfermedades en la infancia. Por la aparición de complicaciones gastrointestinales, musculoesqueléticas y ortopédicas, sino también por la aparición precoz de enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus tipo 2 está última que antes sólo se miraba en adultos con obesidad.
Además, puede generar problemas emocionales y de comportamiento en los niños y adolescentes que la padecen, llegando a ocasionar trastornos como la depresión. También puede conducir a la estigmatización, dificultar procesos de socialización y afectar incluso el rendimiento educativo. Adicionalmente, la obesidad infantil se conecta directamente con las condiciones de salud en etapas posteriores de la vida y es un poderoso predictor de la obesidad en la edad adulta.

La buena noticia es muchas instituciones educativas como LISEL ya han abierto sus puertas a la presencialidad y con ello podemos volver a una nueva y relativa normalidad, pero con una visión en el cuidado de la salud no estamos ante una catástrofe inevitable pues, de hecho, se trata de un problema que se puede prevenir. No cabe duda de que una parte importante de la tarea recae sobre las familias, partiendo por la importancia del buen ejemplo, saber que comen cuanto, cuando comen, y donde comen los niños, está íntimamente ligado a los hábitos presentes en los hogares, adicionalmente es importante el tema de estímulo para mantenerse activos.

Mgs. Teresa Escobar V
Nutricionista Dietista
Especialista en Alimentación y Nutrición Humana